COLEGIO MAYOR DE SAN BARTOLOMÉ (Antigua Residencia «Las Arribes»)
Año del proyecto 2003
Arquitecto/s Ignacio Chillón Callejo
Procedimiento Encargo directo de Iberdrola Inmobiliaria, S. A.
Ejecución. Empresa 2003-2004
Prespuesto. Financiación Adquirido entre 2016 y 2017 por la Universidad de Salamanca por 6.750.000€ más impuestos
Inauguración 2005
Superficie construida 5.498,95 m2
Dirección Calle Henry Collet, 37-49. 37007 Salamanca

El nombre pretende mantener la memoria del que fuera el primero y más influyente de los Colegios Mayores españoles, que tuvo su sede en el palacio de Anaya. Aunque hay diferencias notables entre el régimen de esos colegios en la Edad Moderna y los actuales, empezando por el número de estudiantes y su carácter mixto, coinciden algunos de sus fines, pues unos y otros pretenden proporcionar a sus colegiales no solo alojamiento, sino una formación más amplia a través de su implicación en distintas actividades culturales, sociales, deportivas o de otro tipo.

Durante el siglo XX ocupó un inmueble construido en 1942 sobre los restos del antiguo Colegio de la Magdalena, en pleno centro universitario. El edificio se amplió en etapas sucesivas y en 1993 se acometió una restauración global de sus instalaciones, pero en 2009 el Colegio, con su denominación, se trasladó a la residencia universitaria “Las Arribes”, construida por Iberdrola Inmobiliaria en las inmediaciones del Área Jurídico-Social y cuyo uso le cedió gratuitamente a la Universidad de Salamanca por dos años y después en alquiler hasta su adquisición.

Presenta una configuración en H, con dos volúmenes paralelos que alojan 184 habitaciones individuales con baño, unidos transversalmente por un cuerpo bajo, a modo de espina dorsal, que acoge las dependencias comunes (salas de estudios, de juegos, biblioteca…) y deja a uno y otro lado patios abiertos con zonas ajardinadas. La planta inferior de los bloques se concibió abierta, como aparcamiento, pero sus extremos meridionales se cerraron después para disponer un comedor universitario, en el inmediato a recepción, y en el otro una amplia sala multiusos y un gimnasio.

La construcción -en ladrillo blanco como en el Colegio de Cuenca- es de gran sencillez, con vanos apaisados discontinuos en las dos plantas superiores y paneles de madera baquelizada colocados arbitrariamente para romper la monotonía.